miércoles, 9 de enero de 2013

Homenaje a Cataluña


Siete de la mañana, lugar, estación central JR Tennoji, me uno a la procesión de almas mecanizadas, olor a café, taconeo de gente anónima que se apresura a llegar a los andenes, libadores de udon, hombrecillos con cara de pez se hacinan detrás de una cortina, sincronizado slurp, slurp que queda interrumpido por voces metalizadas que anuncian la salida de los próximos trenes, Cinco minutos antes de entrar al vagón, recolecto mi desayuno a base de agua sintética enlatada con sabor a café y sándwich plastificado, privilegios de la gastronomía de final del segundo milenio.

Quizás Homage to Catalonia me ha llegado tanto por dos razones, primero porque me cuenta la historia de mis país, sin mentiras, desde la experiencia y el corazón, y segunda, porque leer el libro ha sido como pegarle una patada en los huevos a este conformista sistema nipón de los hombres maquinas, recordándome que en mi país existieron unos hombres que luchaban por cambiar un sistema que no les gustaba, el de las milicias republicanas.

Los libros japoneses que leo por aquí, que están muy bien por cierto, estén contados desde fuera hacia dentro, es decir Sakaguchi Ango y sus compañeros me cuentan sus historias desde fuera hacia dentro, de manera contemplativa, se limitan a describir sus impresiones de la realidad, pero adoptan una actitud pasiva ante los hechos, con excepción del loco de Mishima claro, se limitan a describir, no quieren cambiar nada, tanto si la sociedad que en la que viven les gusta o no.


Sin embargo Homage to Catalonia es el contrapunto de esta forma de escribir, cronista de su tiempo, intelectual comprometido, en el mundo de Orwell  no hay tiempo para ponerse la mascara de la mentira, ni para describir lo sublime del suicidio o la belleza de las prostitutas de Gion, por poner un ejemplo , los chicos del POUM están demasiado ocupados en las trincheras esperando volarle la cabeza al fascista de turno, o en evitar de que éste no se la vuele a ellos, al final resulto que no mataron a tantos fascistas como pensaban y se dieron cuenta que en la guerra si uno quiere salvar el pellejo, no hay lugar para heroicidades, días enteros en las trincheras, sin poder ducharse acumulando, excrementos, mierda, hambre y meses sin poder asomar la cabeza por temor a perderla, esos eran los dias en el frente del chico inglés.

Hijos del sol naciente, despertad!!
    

 Homage to Catalugna es una crónica de guerra desde la primera linea de fuego, las trincheras, un cuaderno de campo en el que Orwell nos detalla la vida en las barricadas,  desde un punto de vista humano, el de sus propias experiencias,  en las que Orwell tiene miedo porque no quiere que le revienten la tapa de los sesos, Orwell siente asco, porque hace dos meses que no se ducha, Orwell tiene hambre, porque los alimentos son escasos en el frente, una imagen más realista de un soldado que la de los aseados marines a los que nos tienen acostumbrados los chicos de Hollywood.

     La honestidad con la que nos cuenta sus experiencias durante la guerra civil, es la del hombre simple, que reconoce que se alisto en el POUM, sin mucha idea de porque luchaba o contra quien, aunque siempre con una idea en mente, eliminar el fascismo en España e instaurar una Republica, luego se dará cuenta que el mayor enemigo se encontraba entre algunas de las secciones de su propio bando, la burguesía, que luchaba por sus propios privilegios de clase , otro tipo de fascismo pero aun mas peligroso, por ser mas sutil, al final Orwell es traicionado por los que se suponían sus camaradas, socialistas y comunistas que luchaban por derrotar a franco e imponer otras formas de fascismo para alzarse como la clase opresora.


Orwell y sus camaradas serán  perseguidos, encarcelados por los suyos, comunistas y burgueses que veian que si la revolucion social triunfaba ellos desaparecían como clase, Orwell escapo por los pelos de la cárcel y posiblemente la muerte por traición, destino de miles de republicanos y cientos de extranjeros, sus sueños de crear un mundo mejor quedaban rotos, aunque no perdidos, Jorgito después de sus experiencias en la guerra civil española aprendió que al capital y a los capitalistas hay que arrancarles los huevos de raíz, de nada vale cortar solo la cabeza, porque sino le nacen otras con diferentes nombres, Fascismos, Comunismos, Capitalismos, Maoísmo,  los dichosos ismos de siempre, diferentes caras del mismo sistema opresor, y es que Orwell tuvo siempre muy clara la idea de por lo que luchaba :

    I have no particular love for the idealised 'worker' as he appears in the bourgeois Communist's mind, but when I see an actual flesh-and-blood worker in conflict with his natural enemy, the policeman, I do not have to ask myself which side I am on.

Por supuesto que hay otros detalles que hacen el libro muy interesante, las impresiones de Orwell hacia los españoles como pueblo, incisivas observaciones de alguien que supo entender el carácter español, el dejar  las cosas de hoy sin hacer por un mañana que nunca llega:

    The one Spanish word that no foreigner can avoid learning is manana--'tomorrow' (literally, 'the morning'). Whenever it is conceivably possible, the business of today is put off until manana. This is so notorious that even the Spaniards themselves make jokes about it. In Spain nothing, from a meal to a battle, ever happens at the appointed time. As a general rule things happen too late, but just occasionally--just so that you shan't even be able to depend on their happening late--they happen too early. A train which is due to leave at eight will normally leave at any time betweennine and ten, but perhaps once a week, thanks to some private whim of the engine-driver, it leaves at half
past seven.

El estereotipo por el que los británicos nos conocen, aunque Orwell, hombre de hombres deja a un lado la mirada anglocéntrica y acaba el párrafo diciendo:

    In theory I rather admire the Spaniards for not sharing our Northern time-neurosis; but unfortunately I share it myself.

En fin, dos años estudiando historia en la universidad y no saque nada en claro de esos pellejudos con aliento a polvo que se hacían llamar doctores,  explicaban la guerra civil desde la comodidad de una tarima y se perdían en explicaciones socioeconómicas, datos y fechas historicas.  Hay que joderse que haya sido un ingles Orwell, quien me haya aportado algo de luz entre toda esa complicada maraña de siglas que dividían la izquierda española, el PSOUC, el PUM, la CNT....etc.

mmh, ya me hubiera gustado a mi tener un mondadientes como éste


Al final el ferrocarril de Osaka se pone en marcha, caras petrificadas por el sueño y la normalidad, caras que he memorizado con el paso de los días de mi rutinaria existencia,  la del Tanaka con cara de mono leyendo la sección de deportes del mainichi shimbun, ahí retrepado se encuentra el salary man que ayer se gasto los cuartos con las hostes del bar shot Marilin y ahora se apoltrona como un peso muerto en el sillón del tren, la de la oficinista rozando los cuarenta y quiere cazar a un exótico occidental en el G-incomunication, la del niñato con gafas, martirizado por el béisbol, el manga y los videojuegos, penitencias de su generación amamantada con etroncio-14  de su la del somnoliento, la cara de la arrugada señora que olvido su alma apolillada junto a los abrigos de visón en el armario francés de su casa de Umeda, todos ellos los rostros sobrantes de una sociedad que reza en los pachinkos y se confiesa en los convinis, pero todo esto no me preocupa, porque en las frias mañanas de tren en Osaka saco el viejo y amarillento libro de la mochila, y cruzo el otro lado del espejo, el universo de Orwell y su “Homage to Catalonia” su experiencias con los republicanos, con cada pagina que lep la carne se impone de nuevo sobre la maquina y yo recojo otro trozo del fragmentado puzzle de la historia de mis gentes, gracias Orwel, gracias pinguin.




                                     

viernes, 4 de enero de 2013

La amargura del capitán Yen

Hoy he visto una de las pocas cintas que me faltaba por ver de la filmografía de Frank Kapra. “La amargura del capitán Yen”. Película del 37 que nos sitúa en plena guerra civil China, con misioneros occidentales de por medio. Lo cierto es que la película me ha sorprendido positivamente, acostumbrado al cine edulcorado y patriota de Kapra, esta es una cinta cinta extraña que se aleja totalmente de otras de sus peliculas. El principio del film parece el propio de una película de propaganda yanqui de los años treinta, las escenas y comentarios describiendo el carácter cruel y traicionero del chino se suceden, con lo cual yo esperaba tres horas de moralina norteamericana, relatándome las maldades de alma del amarillo comunista, frente a la superioridad moral del anglosajón y su puritanismo cristiano. Esa es la idea que se trasmite como digo solamente al comienzo del film. Por si fuera poco los dos protagonistas de la película parecen encarnar valores antagónicos׃ el general Yen , es un sátrapa local, taimado e inteligente cuyo único interés es enriquecerse, para ello no duda en someter, asesinar a su pueblo y asociarse al corrupto hombre blanco, para rematar la cosa, el actor que interpreta a Chen, Nils Asther, lleva a cabo una caracterización soberbia, tanto fisica como interpretativa, dotando de convicción a esa caricatura estereotipada que todavia hoy dia se tiene sobre los chinos en Occidente. La chica, una jovencísima y rabiosamente bella Barbara Stanwyck, representa la inocencia y la igualdad que promueve entre los hombres el buen samaritano, en definitiva toda la historia parece girar en torno al maniqueo y eterno conflicto entre el moralista occidente y el mundo pagano de Asia, dualismo tan remanido en el cine posterior de los agnos 40, tras el imparable auge del comunismo en el gigante asiático. lo sorprendente es como a medida que avanza la historia, estos dos mundos antagónicos comienzan a entrelazase en una historia de amores imposibles, en donde Kapra introduce grandes dosis de ambigüedad y contradicción en los protagonistas, oriente queda embelesado por la piedad del cristianismo de occidente, y al contrario, el oeste es seducido por el exotismo y refinamiento del lejano oriente, acercamiento que a la vez produce alejamiento, por tratarse de dos culturas tan diferentes.

 La pelicula tiene ciertas reminiscencias con "Lost Horizon", otra rara avis dentro de la filmografia de Kapra, en ambas el director e muestra un enamorado de la cultura asiatica, distanciandose del folklorismo superficial de otros directores, en Kapra se aprecia un sincero interes por acercarse a esas gentes del otro extremo del mundo. De esta manera los decorados y los trajes chinos son convincentes, evidenciando una cierta labor de documentacion que es de agradecer, impagables son los decorados del palacio de Yen, dotados de un embriagador exotismo muy en consonancia con el personaje. El desenlace no deja dudas de que no estamos ante otra típica cinta, que Kapra sella con esos edulcorados finales, de esos que a todos no encantan y nos dicen que al final el pueblo es bueno, y el capitalista muy malo, “La amargura del capitán Yen” concluye de manera abrupta, sin concesiones al final de algodon de azucar, cerrando a la perfeccion una de esas raras obras, que al verlas, nos dejan la mirada un poco más turbia, para al mismo tiempo, dejarla un  poco mas limpia.