sábado, 31 de marzo de 2012

Harakiri



Vi la pelicula de Harakiri a las dos de la mañana, lo que en los cinco primeros minutos de metraje me parecio ser una aburrida pelicula de samuráis mas, pronto se convirtio en una de las peliculas mas reveladoras e interesantes vistas en mucho tiempo




Dirigida por Masaki Kobayashi y protagonizada por Tatsuya Nakadai (Yoyimbo, Ran),Harakiri se encuadra dentro de las películas japonesas de posguerra, un tipo de cine de protesta que se hacia en Japon en los años sesenta y durante el periodo de ocupacion americana. Kobayashi, su director, es probablemente mejor conocido por Kawaidan, cuatro cuentos de fantasmas, adaptación de un libro de Lafcadio Hearn. Kobayashi tambien dirigio La Condicion Humana, en donde trata algunos de los temas que aparecen en Harakiri como el rechazo a la guerra y la critica hacia las formas de dominio organizado, aunque esta vez la película se desarrolla durante la II Guerra Mundial.

En Harakiri al igual que sucede con Rashomon, el orden narrativo queda invertido y la película comienza momentos antes del dramatico final, es decir, nada mas empezar lo se nos presentan son los acontecimientos anteriores al desenlace dramatico. A lo largo del film, el protagonista ira reconstruyendo la historia a traves de la técnica del flashback, de esta manera ira rememorando y recomponiendo los pedazos de una historia que se nos cuenta fragmentada, sin lugar a dudas este sera uno de los grandes aciertos de la película, manteniendo al espectador en un estado de atención y tension continua desde el principio hasta el final del film. Y es que hasta el ultimo segundo de película la historia no cobrara sentido, es decir en Harakiri no hay fragmentos gratuitos o innecesarios, cada una de las partes de la película le da coherencia a la otra, completando asi el puzzle de la historia narrada.

Harakiri, aunque puede verse como una simple película de samuráis, no es una de tantas, su argumento va mas alla del simple drama historico, poniendo en tela de juicio conceptos como la tradición o el orden establecido. Harakiri constituye todo un rechazo frontal hacia cualquier forma organizada de dominio y en especial hacia el codigo samurai del bushido, tan sacralizado por los japoneses y tan exaltado por otras películas del mismo genero.

A diferencia de Kurosawa, que prefiere el realismo en sus historias, Kobayashi se decanta por el expresionismo, Harakiri es toda una alegoria social en la que el mensaje es claro, el rechazo de la sagrada tradición, y en especial el rechazo de la sumisión del individuo al grupo, toda una leccion de moral contra la opresiva tradición y el exacerbado autoritarismo nipón de las primeras decadas del s.XX.

La película casi en su totalidad se desarrolla en dos escenarios, la residencia del clan Iyi y posteriormente la miserable casa en donde el protagonista Hanshiro Tsugumo vive con su familia, ambos son lugares cerrados, ambientes opresivos que simbolizan la falta de libertad de los personajes, los cuales se encuentran asfixiados por un sistema social de carácter opresor. Recordemos que la película se desarrolla en la epoca pre-meiji, durante el shogunato de Tokugawa, cuya victoria unificara Japón con la consecuente destrucción de muchos clanes, cuyos samuráis una vez derrotados sus señores perderan su sentido como clase social, y se convertiran en ronin, samuráis errantes que huyendo de la miseria ofreceran sus servicios a cambio de comida o techo. este es el caso de Tsugumo y su familia, relegados a la mas absoluta miseria una vez su clan quede disuelto por la política del shogunato, queda reflejado asi lo absurdo de un sistema basado en el dominio, cuya relacion entre victimas y verdugos estara determinada por la balanza de la guerra.

Podria pasar horas escribiendo sobre esta película llena de detalles realmente sorprendentes, tales como la poderosa voz del personaje Tsugumo, voz de honda emocion, pero contenida, la cual recuerda bastante a la voz de los actores tradicionales japoneses, es decir, en su voz no percibimos emocion, es una voz monotonica, carente de cadencia alguna, la voz de alguien que sabe lo que va a suceder. la voz del protagonista concuerda con la expresión hierática de su rostro y su economia de movimientos.

Una de las escenas de mayor lirismo y visualmente de una gran belleza, es la lucha entre Tsugumo y Hikokuro Omodaka que tiene lugar a las afueras de un cementerio, magnifica la técnica empleada por Tsugumo, aprovechar la fuerza del viento para romper la katana de su oponente y sublime la interpretación de Tatsuya Nakadai, que parece abstraerse de su yo, moviendose al ritmo de la hierba y el aire, el ritmo frenetico de un instrumento tradicional japones acentua el dramatismo de toda la escena.